viernes, 7 de abril de 2017

MATRIMONIOS - LA ACEPTACIÓN


LA ACEPTACIÓN

1Tesalonicenses 4:4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor

INTRODUCCIÓN

En el matrimonio es frecuente encontrarnos frustrados porque quisiéramos que nuestra pareja fuese diferente, actuara diferente o nos amara diferente. Cada matrimonio cursa con algún grado de frustración debido al hecho de que quisieran obtener algo que no se está dando con sus parejas.

Es común pretender querer que el cónyuge cambie, criticar todos sus defectos y hasta pedir en nuestras oraciones porque nuestro cónyuge sea más como quisiéramos nosotros que fuera. Pero todo ello no es más que orgullo y egoísmo.

Nadie puede llenar las expectativas de nadie, y tratar de hacerlo solo generara frustración y destrucción del cónyuge, claro que podemos tender a mejorar en aquellas cosas que podemos perfeccionar en el matrimonio, pero mientras eso sucede no podemos quedarnos solo criticando, burlándonos o quejándonos de lo que a nuestra pareja le hace falta o no hace. Ningún cristiano debe pretender amar a su cónyuge solo si este es como él o ella quieren.

DESARROLLO

Si es difícil aceptarnos a nosotros mismos, es aún más complejo aceptar a nuestro cónyuge tal cual es, imperfecto, pero en proceso de perfeccionamiento. La mejor herramienta que puedes tener para dejar de sufrir porque te sientes frustrado ante lo que piensas de tu cónyuge es la aceptación.

La aceptación es un proceso de abandonar todo condicionamiento con que creemos debería estar de acuerdo nuestro cónyuge, aceptarlo tal cual es, sin pretender cambiarlo, mejor es que nos apoyemos a ser la mejor versión de lo que podamos llegar a ser.
Nos frustramos al encontrarnos queriendo que nuestro cónyuge cambie y no sucede, siempre el ser humano va a querer pretender cambiar al prójimo, sin primero cambiarse a sí mismo y allí es donde está el error. Aceptar es mejor porque nos convertimos en observadores de nuestro cónyuge y al comprenderlo mejor podemos amarlo tal como es y ayudarlo en su propio proceso de crecimiento espiritual.

Muchos quisieran un esposo(a) más atento, mas servicial, mas protector, que ayude en la casa, que sirva al ministerio, que haga una cosa o la otra, y al no encontrarlo la frustración se apodera al punto de trastornar la relación. Necesitamos volvernos a Dios y descubrirnos aceptando y amando a nuestro cónyuge, con bondad, paciencia, soportándolo todo.
Si aprendemos a honrar a nuestro cónyuge le aceptaremos y amaremos, sin importar sus errores, sino que le soportaremos en sus virtudes.

CONCLUSIÓN

Amar implica aceptación primero de nosotros mismos en Dios y luego de nuestro cónyuge en su propio proceso de desarrollo espiritual. Cada quien va a su propio ritmo o al ritmo al que quiere ir, pretender que la pareja siga nuestro ritmo o haga lo que nosotros queremos que haga es una cuestión de ego.

Abandonemos todo orgullo, vanidad, ego, y mentira pretendiendo querer cambiar a nuestro cónyuge y empecemos a abrazarlo tal cual es, sin prejuicios el amor florecerá, la comprensión y la aceptación harán que nuestro matrimonio sea un disfrute y que el sufrimiento y la frustración no alteren la armonía en la pareja.

Aceptamos mejor a nuestro cónyuge cuando miramos a nuestro interior y nos vemos reflejados en él, entonces tenderemos a dejar de esperar el como debiera ser y disfrutamos como son las cosas.


Oremos, Señor ayúdanos a aceptar a nuestro cónyuge con sus cosas buenas y las que no los son tanto, que tú puedas ayudarnos a que la aceptación reine en nuestro hogar y que nuestro cónyuge pueda ser perfeccionado según tu voluntad para que en el matrimonio reine la paz y el amor, amen.

1 comentario:

Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones