viernes, 21 de abril de 2017

MATRIMONIOS - EL EJERCICIO DE SERVIR


EL EJERCICIO DE SERVIR

Heb 10:24 Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.

INTRODUCCIÓN

Muchas son las consejerías que hemos dado durante estos años a parejas que están pasando por situaciones difíciles, algunas por problemas de comunicación, otras por problemas más serios, pero algo que he notado que perdemos con el tiempo en el matrimonio es la capacidad de servir a nuestro cónyuge.
Servir no es fácil pues implica morir a uno mismo, rebajarse a nivel de siervo, y eso es cada vez más difícil de lograr en una sociedad que exalta el ego y que busca ser servida en todo momento.

Los cónyuges ahora no se quieren servirse el uno al otro, prefieren servir a su trabajo, hijos, amigos, y otras personas pero no a su pareja, por eso frecuentemente experimentan problemas cuando la pareja pide un favor, solicita ayuda o apoyo.

A muchas parejas les cuesta conseguir que su cónyuge sea evangelizado, pero la dificultad más evidente que se observa, es que el testimonio del cónyuge creyente no es fiel y no permite que el servicio por amor de su pareja le conlleve a ver a Jesús en su cónyuge para que le siga y crea.

DESARROLLO

Pedro nos muestra que una de las formas en las que podemos ganar a nuestros cónyuges es sirviéndoles (1Ped 3:1) y no solo les servimos cuando hacemos cosas para ellos, sino también cuando les predicamos el evangelio, cuando les mostramos un testimonio diferente, cuando nuestros actos demuestran que nos parecemos a Cristo.

El servicio no es una opción, debe ser una realidad constante en la vida del creyente para que este de testimonio a su cónyuge y su familia de una vida devota a Dios. No podemos darnos el privilegio de dejar de servir a nuestro cónyuge porque es allí donde nosotros le mostramos el amor que Dios quiere revelarle. Es en el servicio diario que nos hacemos mayores, y en donde el crecimiento espiritual es posible, de allí la belleza del matrimonio.

Un cónyuge que no sirve a su pareja está condenado a la frustración y al fracaso en su hogar. Servir no es nada fácil, pues el servicio debe darse sin importar lo que pensemos al respecto, se sirve y ya, siempre y cuando el servicio no conlleve alejarse del evangelio y su mensaje.
Servimos a nuestro cónyuge cuando le atendemos sus necesidades, cuando le amamos con todo lo que el amor bíblico expone (paciencia, buen trato, buenas palabras, sin egoísmo, ni jactancia, sin orgullo, sin enojos frecuentes, todo lo disculpa, todo lo soporta), cuando le escuchamos, cuando le aconsejamos, cuando le animamos, cuando le comprendemos, cuando le ayudamos, cuando creemos en lo que Dios está haciendo en él o ella.

CONCLUSIÓN

Servir estimula el amor, la preocupación por el cónyuge, disminuye las tensiones, complementa la paciencia, hace que fluya la comunicación y permite un mayor compromiso. Sin servicio la unidad del matrimonio no permanece.

Si no estamos sirviendo a nuestra pareja en las buenas y malas, debemos revisar nuestro comportamiento, aprender a servir cuando sea necesario y cuando no, cuando lo necesita y cuando se nos inste a hacerlo. Solo hacer un favor parece en la pareja algo difícil, cuando no debería serlo, estamos para ser consiervos, ayudándonos a hacer de esta vida algo más liviano de la mano de Jesús.

Servir debería ser un acto de profundo gozo, de una vida consagrada a Dios y de compromiso importante por hacer feliz a nuestro cónyuge. El peor enemigo del servicio es la queja y la pereza, ambos nos llevan a querer congraciarnos con lo peor de nosotros mismos y a abandonar el servicio que debemos prestar a nuestra pareja.

Oremos, Señor ayúdanos a esforzarnos en servir a nuestra pareja, permítenos descubrir sus necesidades y apoyarla siempre, que dejemos la queja y el descontento para servir con gozo. Nos has llamado a servirte y parte de ese servicio es cuidar, proteger, animar, ayudar, apoyar y servir en todo a nuestro cónyuge, que esta tarea se vuelva algo cotidiano y con amor sirvamos a nuestro prójimo más cercano que es nuestra pareja, amen.


1 comentario:

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